En
nuestra labor diaria en el Centro San José, nuestra primera experiencia anual es
cuando recibimos a los nuevos pequeños a principios de curso. Es en esa
calurosa bienvenida donde manifestamos nuestra satisfacción al verlos llegar
por primera vez a lo que será su casa por algunos años, donde se compartirán
sonrisas, sueños, aprendizaje y juego. ¿Por qué dicha satisfacción? Porque
logramos que los padres confíen plenamente en nosotros, en nuestro sistema de
aprendizaje, en nuestras colaboradoras, en nuestras instalaciones y en nuestros
benefactores.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiPnaSY3PsS6aTnXujaMCH8_N-iwl8dVrajXsrnttoNKrlg5x6tsGOYpulIv-8d0uWdf1gqdu2OZOU_DDINJY0MUWiuErO5NikWdvKyC0NejArr1xBDLY7L_-wSJfbX176k3NvG0xmdVMw/s320/20150710_123019.jpg)
Es
en su proceso de crecimiento y desarrollo diario que nos invade de nuevo este
sentir, ya que los vemos tomar confianza en sí mismos, y con ello, van
aprendiendo a hacer las cosas por sí solos, abren su mente para nunca dejar de
crear e inventar, desarrollan esa capacidad para relacionarse con los demás, y
así, experimentan el cariño hacia sus amigos. Así como florecen plantas en
nuestro jardín, así también florecen a diario sentimientos entre nuestros niños
y niñas, de ellos hacia nosotros, y por supuesto, de nosotros a ellos.